Promovemos un aprendizaje cooperativo y colaborativo, donde cada individuo sea agente activo en su proceso de aprendizaje, enriqueciéndose de las aportaciones del grupo y enriqueciendo también a los demás.

Somos seres sociales en relación continua con los demás, aprendemos de los otros y con los otros, y promovemos el desarrollo de estrategias que ayuden a llevar a cabo propuestas y proyectos en grupo.

Las propuestas buscan la acción e implicación del niño o niña para conseguir un aprendizaje funcional que le permita ser competente en la resolución de situaciones en la vida diaria.

Es decir, aprendizajes útiles que vayan más allá del entorno escolar, dotándolos de sentido. 

Uno de los ejes clave en nuestra forma de hacer y sentir.

Centrándonos en el propio individuo, aprovechamos la curiosidad innata y el estímulo que supone la elección propia de lo que se desea aprender, siempre guiado por los tutores y acompañantes, buscando también así una continuidad en el proceso de aprendizaje que vaya más allá de la escuela.

El principio de autoevaluación es también fundamental para tomar consciencia de cómo se está aprendiendo, en qué punto se encuentra cada uno y qué recursos necesita para superar las dificultades y conseguir los propios objetivos, que establece cada niño y niña en colaboración con su tutor. Esta forma de acompañar el proceso contribuye significativamente en el desarrollo de la responsabilidad y preserva la motivación intrínseca por el aprendizaje.

De manera comunitaria, participan proponiendo propuestas, organizándolas e implementándolas, también participan aportando soluciones en los conflictos o en momentos de establecer normas que regulen situaciones que se van desajustando. Se comparte con ellos en momentos de Asamblea aspectos que les afectan del día a día y se pide su participación para todo aquello que se requiere en la escuela. El cuidado del entorno y el mantener la escuela y los materiales en correcto estado y limpieza también se desarrolla de manera colaborativa, entre todos.

Acompañamos para que progresivamente cada niña / niño sea cada vez más autónomo y pueda autorregularse, manteniéndose conectado con lo que quiere y necesita, y sintiéndose empoderado para comunicarlo desde la tranquilidad. 

Cultivamos un ambiente que favorece un intercambio relacional interesante y nutritivo entre el equipo, los niños / niñas y las familias, y fomentamos un clima de seguridad, respeto y confianza donde los niños pueden expresar sus opiniones y emociones libremente, respetándose siempre a uno mismo y a los demás. 

Los conflictos se aprovechan para analizar cómo se expresan los intereses y necesidades, estimulando el desarrollo de la empatía hacia el otro. Todo esto aporta seguridad, capacitando al niño para irse sumergiendo y avanzando en aprendizajes más complejos, asociados a otras competencias. 

El período de adaptación y vinculación del niño a la escuela es crítico para nosotros. Por eso pedimos a las familias su implicación activa durante el proceso. 

Los momentos de encuentro en grupos (Círculos) van variando en función de los objetivos que se establecen, organizándose los talleres en función de intereses, necesidades y madurez.

Su ratio puede variar en función de diferentes variables pero siempre mantienen un número reducido de niños y niñas (de 5 a 12 máximo), permitiendo un acompañamiento cercano de la propuesta y observando los diferentes procesos que se dan en el grupo.

Esto posibilita un seguimiento individual e integral del proceso de aprendizaje a lo largo del curso.

Al manifiestarse dificultades más específicas, se valoran en equipo las estrategias más adecuadas de acompañamiento, introduciéndose en el horario las modificaciones que sean necesarias, compartiendo siempre con la niña o niño y su familia los motivos de dichos cambios.